Prof. Romina Santoni

Queridas familias:

Mi nombre es Romina Santoni y soy la profesora de Teatro. Me desempeño en esta tarea en la Escuela desde marzo del 2014.  También soy actriz y Licenciada en Ciencias de la Comunicación.

En primer lugar, les comento algunas cuestiones formales sobre el modo en el que se dicta la materia de Teatro en la escuela. Dentro de los objetivos pedagógicos y curriculares, los alumnos de Primer y Segundo Año tienen la posibilidad de elegir y formarse no sólo en Teatro, sino también en Artes Visuales, en el caso de Primer Año y en Música, en segundo año.

Los alumnos pueden decidir qué disciplina cursar en cada año, respectivamente, y de acuerdo con sus intereses e inquietudes, con el objetivo de explorar sus capacidades creativas y expresivas en el área que prefieran.

En el caso de Teatro, la materia se dicta tanto en Primer como en Segundo año, por lo tanto tengo el agrado de poder trabajar con los dos grupos. En ambos casos, los alumnos tienen tres horas cátedra por semana, es decir que las materias del departamento de expresión ocupan un lugar relevante en los dos primeros años de la secundaria.

En cuanto a los contenidos de la materia, si bien en cada año hay un diseño curricular específico, en el 2018 decidí trabajar con tres ejes que atravesarán de forma transversal el recorrido de ambos grupos, a saber:

Tiempo y espacio: considero de vital importancia, además de brindar conocimientos en torno a las especificidades del espacio escénico, sus características y particularidades, que los chicos reflexionen en torno al uso del espacio físico  – y mental – que se dispone para las clases. En este sentido, el foco está en la creación de ciertos hábitos que permitan un trabajo con pautas claras desde el primer día; por ejemplo, que los chicos sepan que los elementos que no pertenecen “a la clase de teatro” se deben dejar siempre en el mismo lugar y que dejarlos allí es lo primero que se debe hacer al ingresar al recinto. Esto incluye, desde ya, el celular. También hago hincapié en hacer del espacio un espacio propio, para ello armamos “la platea” a la hora de ver las escenas en las que trabajamos durante la clase y si alguno de los alumnos muestra interés en ocuparse de algún otro aspecto además de la actuación, por ejemplo manejar la consola de luces, intento distribuir las tareas y  generar el tiempo y el espacio para investigar sobre el uso de la iluminación en escena.
Por otro lado, en la clase, cada etapa tiene su tiempo: hay un tiempo de llegar a la clase, un tiempo de juegos teatrales, un tiempo de creación y ensayo de escenas, un tiempo de mostrar las escenas a los compañeros, un tiempo de recreo, un tiempo para hacer devoluciones sobre los trabajos y un tiempo de finalización de la clase. Esta previsibilidad también crea hábitos de trabajo.
Aunque a primera vista todas estas parezcan pautas simples y fáciles de realizar, no lo son. Pero una vez adquiridos los hábitos, resultan ordenadoras en múltiples sentidos.

El trabajo en grupo: El teatro es un trabajo en equipo. Durante todo el año, clase a clase,  realizamos trabajos en grupos, ponemos la creatividad individual al servicio de una creación colectiva. Esta no es una tarea sencilla. Al disponerse a trabajar en grupos son muchos los factores que se ponen en juego: la capacidad de escucha; la exposición y puesta en común de ideas, sensaciones, imaginarios, pensamientos, pareceres, para la creación de un hecho artístico en conjunto en el cual el todo es mayor que la suma de las individualidades; la lucha contra las dificultades vinculares; las necesidades expresivas y emocionales, entre otros. Es por eso que no se trabaja solamente para el resultado del objeto artístico que termina siendo construido (por ejemplo una escena o una historia), sino que la atención está en el proceso, tanto individual como grupal.

“Creer para crear”: Este eje está relacionado con una observación que vengo haciendo hace algunos años: los chicos consumen muchísima ficción en distintos formatos y a la hora de crear sus propias escenas o historias se les presentan enormes dificultades para poner en juego la imaginación creadora. Desde ya que el momento de la vida que están atravesando plantea desafíos en este sentido, en cuanto a las inhibiciones o al miedo a ser juzgados por sus ideas, sensaciones, o pensamientos. Pero, de todas formas, decidí trabajar con la siguiente consigna: “crear en escena lo que les gustaría ver”. Bajo la premisa de “creer” para “crear”, con esta consigna se logra vincular el trabajo creativo en clase con el universo cultural que los chicos consumen, lo cual redunda en un incentivo a la hora de poner en práctica la imaginación creadora.

Por último, es oportuno decir que la materia no pretende “formar actores”, sino acompañar desde el arte dramático (es decir, teatral) esta etapa de la vida de los chicos, intentando potenciar la autonomía y la creatividad.

Cualquier pregunta a su disposición

Los saluda atentamente,

Romina Santoni.