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Deporte escolar vs. deporte de competencia
Queremos compartir un artículo de la Lic. Cristina Rivas, donde nos da una idea de que es el deporte escolar y si bien nosotros apuntamos a esta práctica también sería bueno que se refuerce desde los hogares mediante la charla familiar.
Muchas veces vemos a nuestros hijos ver un partido de futbol sin preguntarnos ni preguntarles que es lo que aprenden de esa actividad ¨sana¨ que les muestra la televisión. Es un partido de futbol, es actividad física, es deporte lleno de reglas y valores… Pero muchas veces los chicos no toman lo que el deporte en si ofrece sino lo que nos quieren vender de ese deporte. La picardía de tirarse en el área para fabricar un peal. Cuando el jugador se tira al piso exageradamente para que al contrario le saquen una tarjeta. Ir fuertemente a ganar una pelota porque así lo hacen los verdaderos gladiadores del futbol.
Todos recordamos aquel gol de Maradona a los ingleses, la mano de Dios. Pero nadie recuerda aquel gesto de Cacho Vigil (técnico de Las Leonas) cuando el árbitro no cobra un gol a favor de las alemanas y el técnico argentino advierte que si lo fue. Con ese gol Argentina perdía ese partido por 2 a 1. Con esto no negamos haber gritado el gol de Diego, pero también debemos entender que eso no es el valor del deporte. Los jugadores profesionales viven del deporte y nuestros chicos lo hacen por diversión, para formarse y aprender valores que solo el juego puede ofrecer. No olvidemos que cuando jugamos mostramos como realmente somos.
Esperamos que disfruten el artículo y juntos podamos acompañar a nuestros chicos a entender lo lindo del deporte.
La función educativa del deporte debe implicar además de la enseñanza de técnicas y tácticas, el desarrollo de las cualidades físicas de los alumnos y alumnas.
La expresión «Deporte Escolar» da lugar a un campo conceptual amplio en muchos sentidos, en tanto que debe permitir identificar claramente el tipo de práctica o actividad que se envuelve en tal expresión, precisando, cuál es el significado, el sentido y la finalidad de la misma.
La función educativa del deporte debe implicar además de la enseñanza de técnicas y tácticas, el desarrollo de las cualidades físicas de los alumnos y alumnas, la transmisión de hábitos, valores y actitudes. En este punto, el problema principal que se nos presenta como educadores/as es ¿qué hábitos, valores y actitudes debemos transmitir a los alumnos/as atletas? Y seguidamente ¿cómo hacerlo?
A continuación expongo una relación de valores o actitudes que pueden ser trabajados a través del deporte escolar:
El Deporte Escolar puede ser un instrumento que contribuya a la adquisición de habilidades sociales en las personas. Sin embargo, debemos ser críticos con la idea de pensar que la práctica deportiva centrada en el hecho de ganar o perder puede ser socializadora.
El deporte escolar será un correcto medio de socialización cuando pueda ser practicado por todos los niños y niñas que así lo deseen y no sean excluidos por razones de aptitud física ni motriz.
Los educadores, deben favorecer los aspectos del deporte escolar que repercute en las habilidades sociales mediante conductas que faciliten las relaciones entre los participantes, fundamentalmente propiciando acciones de solidaridad y tolerancia.
Nos referimos a un contexto educativo o escolar en el que lo que debe predominar es la formación integral del niño/a y no otros aspectos de la enseñanza deportiva que puede desarrollarse en etapas posteriores.
El diálogo como capacidad básica de todo ser humano y fuente de resolución de conflictos sociales requiere también de un aprendizaje. Para el diálogo efectivo y que contribuya a la mejora de la educación integral de las personas es necesario una pauta fundamental, la serenidad, el sosiego y la tolerancia.
Lamentablemente no siempre es éste el ambiente que rodea a una competición deportiva escolar, la “obsesión competitiva” que existe provoca efectos contrarios a los mencionados como son la excitación, el apasionamiento o la alteración.
Es imprescindible enseñar a los jóvenes deportistas a respetar las normas o reglamentos de forma justa y ecuánime. En la edad escolar, donde el maestro/a se constituye en árbitro de situaciones problemáticas, la existencia de tareas en las que sean los propios alumnos/as los que tengan que conocer y hacer cumplir las normas del juego son elementos con una riqueza educativa intrínseca.
Una sociedad tan competitiva como la actual dificulta significativamente la enseñanza de pautas de cooperación. Sin embargo, a través del deporte se fomenta la cooperación y podemos darnos cuenta de la necesidad que tenemos de los demás para resolver determinadas situaciones o tareas.
También para conseguir transmitir a nuestros deportistas la cooperación a través del deporte podemos estimular la comunicación y la coordinación del grupo al que nos dirigimos.
Otro aspecto importante, y que en el deporte escolar es necesario tener presente, es que las diferencias que existen entre los miembros del grupo no deben ser un obstáculo para la convivencia.
Los maestros y maestras deben fomentar la integración y nunca la exclusión y esto ocurre cuando seleccionamos constantemente a los “mejores” para “ganar” una determinada competencia.
Compartir es una forma de participar con otros en una actividad. El deporte proporciona esta participación, pero como mencionamos anteriormente el estilo de vida de la sociedad contemporánea inmersa en la competitividad y en el hecho de alcanzar retos inigualables, en muchas ocasiones desvía la educación de hábitos en los que se acepten a las personas tal y como son, cooperemos en actividades concretas, y admitamos la cooperación de otros.
La socialización a través del deporte es una tarea que no siempre se ejerce porque el modelo competitivo es el que impera en todos los niveles, incluso en el Deporte Escolar tal y como venimos observando durante años. Por tanto, es necesario un cambio de aptitud y sobre todo tener conciencia de que el camino seguido, en muchas ocasiones, no es el correcto para conseguir los efectos sobre nuestros/as jóvenes deportistas, y de ese modo el deporte intervenga en la formación integral de los niños, niñas y adolescentes.
El deporte no es educativo sólo si nos limitamos a enseñar aspectos técnicos y tácticos con el objetivo de crear “campeones” y ganar el mayor número de competiciones posibles; o al menos, no es tan educativo como podría ser ya que el aprendizaje y desarrollo de patrones motores o estratégicos es sólo una parte de lo que debería implicar la práctica deportiva en las escuelas.
Profesores: Julián Rizzo
Diego Chiotasso
Diego Acevedo